domingo, 28 de septiembre de 2008

tembLorosa caLma

La calma que busco no es la paz de la posguerra,
la del silencio brusco cuando la nada llega,
el resignarse a vivir bajo el horror de la muerte,
el implorar justicia divina, frías venganzas, mejores suertes.

Es el vibrar temeroso de tus pupilas mojadas,
y es el temblor emocionado de sus brillos,
es la quietud de tu alma en la nostalgia,
la paz que busco, que necesito.

Es saber que sabés que te entiendo,
es creer que podés, que podemos,
es saborear la dulce sal de esos besos,
toda la calma que busco, toda la paz que deseo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

pasé horas, días, meses; lugares y vidas diferentes tratando de conocerme y buscar qué o quién es capaz de paz en la calma de mi alma...
no me refiero a una perfecta y eterna, sino simplemente moldeada a mi pasado y presente como el fluir desordenado pero libre de una catarata de río...
nunca lo sabré con certeza absoluta y tampoco creo que lo quisiera...
hace poco me hagarró y me sumergió en su dulzura y quietud profunda una cara con sus respectivas manos y brazos que cubrió como la nieve vespertina, esa intranquilidad del corazón que arrasa todo futuro feliz; esa suavidad era de una mujer...
alguien tan corriente como misterioso ser que parece estar al alcance de cualquier persona pero su interior, desde donde brota la calma, mi calma tan ansiada; dista inconmensurablemente de muchos corazones turbados...
esta realidad me trasformó desde mi esencia en otra luz de la noche existencial con un brillo y fulgor vitales tan sinceros y tengibles como la brisa fría y suave del viento montoñoso...
es curioso a veces que lo más importante aquí esté a la vuelta de la vida esperando que nos asinceremos con nosotros mismos para verla y recibirla como la joya más codisiada del mundo.

Oscar Andres Orcellet dijo...

Hola Laura, gracias por pasar por mi blog. estuve leyendo medio rapidito y viendo tus trabajos, me gustan bastante, despues los voy a leer bien y pongo un comentario mas profundo. seguile dando. un beso OSCAR

vylia dijo...

Sábato, en Sobre héroes y tumbas, escribió: "La noche, la infancia, las tinieblas, las tinieblas, el terror y la sangre, sangre, carne y sangre, los sueños, abismos, abismos insondables, soledad soledad soledad, tocamos pero estamos a distancias inconmensurables, tocamos pero estamos solos."

Y siempre nos buscamos.

Un abrazo, seguiré hurgando en tu blog. :)

Liliana dijo...

tu poema me parece bellísimo y me da un poco de envidia no haber podido escribir yo esas palabras cuando me llegó a mi corazón esa paz tan anhelada por todos y que a veces algunos no saben que la necesitan. Es maravilloso haber llegado a conocer la paz del verdadero amor, solo quienes lo vivimos podemos saberlo. Mereces estar sambullida en esa paz por lo bello de tus palabras.